POR: CONSTANZA BRUNNER
La fotógrafa Constanza Brunner (@contibrunnerphoto) junto a la agencia Mandala Viajes (@mandalaviajes.cl) organizan inolvidables y exclusivos viajes fotográficos. Para ello, eligen destinos cuya fauna, paisaje y/o cultura sean únicas, exóticas y fotogénicas. En resumen, el escenario perfecto con toda la logística y la programación asegurada para lucirse con la cámara y, sobre todo, pasarlo bien. Aquí nos cuenta su última aventura.
Está a punto de amanecer en el Serengueti. La noche aún canta afuera de mi carpa con sonidos irreconocibles que se acercan y alejan. Intento imaginar qué son… ¿Leones, hienas, elefantes, una cebra quizás? ¿O es sólo una brisa que mueve de un lado a otro la lona de mi carpa? ¿Qué maravillas se ocultan en la oscuridad? Antes de la primera luz todo calla y como si fuera un cambio de guardia, el día se inicia con un ensordecedor concierto sinfónico de aves, insectos y animales que celebran su llegada.
“¡Jambo!”, me saludan desde afuera de mi carpa y dejan en una mesita un termo con café recién hecho y unas galletas. El paisaje es conmovedor y, al igual que Hemingway, tengo la certeza de que no hay nada mejor que amanecer en África.
Nuestro viaje por Tanzania comenzó en Kilimanjaro y luego nos trasladamos al Lago Eyasi, donde tuvimos el privilegio de conocer a los hadzabe, una de las últimas etnias cazadoras recolectoras del mundo. Acompañados por un equipo local especializado, ocho fotógrafos chilenos emprendimos este viaje con la intención de retratar a estas fascinantes culturas.
He comprobado que para capturar la esencia de una persona, el retratado debe dar su consentimiento. Solo así se muestra disponible y se entrega al momento. Esa tarde, después de romper el hielo y gracias a nuestros guías que tradujeron nuestras intenciones, subimos una colina con vista al lago y los fotografiamos. El momento era único. Ellos parecían vivir fuera del tiempo y yo respiraba dos realidades paralelas: estar ahí siendo testigo de sus vidas y estar detrás de la cámara.
Además de los hadza, tuvimos la oportunidad de conocer a la tribu datoga y a los icónicos masái, quienes habitan en desperdigados poblados por todo el norte.
Nuestro viaje nos llevó luego al Ngorongoro, una impresionante caldera volcánica extinta que alberga una biodiversidad única. Con 600 metros de profundidad, este cráter es hogar de miles de animales, incluyendo rinocerontes negros, leones y ñus.
Las oportunidades fotográficas aquí son abundantes y los avistamientos asegurados. Su verde entorno natural es una experiencia que llena el alma. En el interior, estar rodeado en 360° por una montaña coronada de nubes, transmite una sensación de estar inmersos en un mundo aparte.
Continuamos viaje por bellas llanuras con acacias solitarias y montículos de piedras llamados kopjes. Estas rocas de granito milenarias ocasionalmente sobresalen sobre la hierba (como el hogar del Rey León) y se prestan perfectamente para fotografías de paisajes. El desafío radica en capturar la inmensidad y la belleza de la sabana.
Finalmente, llegamos al Serengueti, el más extenso parque de Tanzania. Nuestro tented camp estaba ubicado justo en el paso de la Gran Migración de animales, cuando millones de ñus y cebras viajan en busca de pastos más verdes hacia el norte, seguidos de cerca por depredadores.
Durante los siguientes días recorrimos el parque con la cámara siempre lista. Cada imagen capturada cuenta una historia de supervivencia y cada experiencia se convierte en un recuerdo inolvidable.
Tanzania nos reveló la belleza de su naturaleza, la riqueza de su vida salvaje y la autenticidad de sus tribus locales, todo a través del objetivo de nuestra cámara, un testigo silencioso de la magia de este gran destino africano.