RECORRIDO POR HUDSON VALLEY

TEXTOS E ILUSTRACIÓN: MANUEL SANTELICES

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Repleto de tradición, historia y cultura, el Hudson Valley ahora también es uno de los lugares más “in” y exclusivos de la costa este de Estados Unidos. ¡Atención a los Hamptons, porque les salió competencia!

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Para entender las contradicciones y conflictos que vive hoy el Hudson Valley, basta con revisar la controversia que rodeó la construcción del spa Mirbeau en Rhinebeck, un pintoresco pueblo histórico fundado en 1686 en el corazón del valle del Hudson, a solo dos horas en tren o auto de Manhattan. El spa, que tiene el estilo y las dimensiones de un chateau francés y ofrece suites de quinientos dólares, tratamientos con sales del Himalaya y un restaurante supervisado por el “celebrity chef” Charlie Palmer, fue recibido por muchos como una bienvenida fuente de trabajo y turismo para la zona, pero hubo también tradicionalistas y miembros del “viejo Rhinebeck” que miraron con horror la llegada de este nuevo ejemplo de descarado lujo y ambición.

Hasta hace poco Rhinebeck, igual que la gran mayoría del Hudson Valley, era conocido como una maravilla agrícola y natural repleta de hermosos paisajes y adorables pueblitos que en muchos casos no llegan más allá de cuatro calles. La zona -que va desde las montañas de los Catskills hasta los bosques de los Berkshires- hace sentir al visitante como si hubiera aterrizado en medio de una tarjeta postal del campo estadounidense. Viejos graneros adornados con banderas, establos de caballos, pastizales, huertas, jardines, casas victorianas, tiendas de antigüedades y ferias al aire libre, explican en buena parte su encanto. Hay toda una escuela artística inspirada en el valle, la “Hudson River School”, formada por importantes artistas del siglo 19 como Thomas Cole y Frederick Church. La ribera este del Hudson es también el set perfecto para una serie de fabulosas mansiones -ahora convertidas en museos- construidas originalmente por los Astor, los Vanderbilt, los Mills, los Livingston, los Roosevelt y otras aristocráticas familias de Nueva York que llegaban en sus propios trenes privados a pasar los veranos al valle. Este es un sitio repleto de tradición, historia y cultura. Pero ahora, además, es uno de los lugares más “in” y exclusivos de la costa este de Estados Unidos, una seria competencia para los Hamptons cuando se trata de encontrar un refugio atractivo fuera de la ciudad. Si tiene dudas, pregúntele a Annie Leibovitz, Frances McDormand, Daniel Day Lewis, Paul Rudd o Uma Thurman, algunas de las celebridades que ahora viven parte del tiempo en el valle.

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Evidencia número uno de esta transformación es la llegada de Soho House, el conocido club privado fundado en Londres y con sucursales en West Hollywood, Berlín, Barcelona, Ciudad de México y Nueva York, que está construyendo un “Soho Farmhouse” a las afueras de Rhinebeck, similar al bucólico club que posee actualmente en Oxforshire. A esto se suman un puñado de hoteles y spas que han elevado la oferta en toda el área, incluyendo el exquisitamente decorado The Maker en Hudson, el Kinsley Hotel en Kingston y el Inness en Accord, un grupo de cabañas instaladas en medio de un maravilloso paisaje, no muy lejos de donde se realizó el famoso concierto de Woodstock en 1969. Dentro de los próximos meses, el conocido hotel y spa de lujo Six Senses también abrirá un resort en la zona.

El prestigioso Culinary Institute of America -la academia culinaria más importante de Estados Unidos- se encuentra en Hyde Park, al borde del Hudson y por lo mismo, no es extraño que la gastronomía sea aquí un tema que se toma muy en serio. “Farm to table” es mucho más que un slogan y los restaurantes de la zona aprovechan bien la ventaja de tener productos frescos y de excelente calidad a solo una colina de distancia. Uno de los favoritos es Market St., en Rhinebeck, que ofrece un menú de pastas, pizzas y platos “new american” acompañados de deliciosos Martinis y Vermentinos.

Para los interesados en shopping, la peregrinación a Hudson es obligatoria. Esta pequeña ciudad industrial, una de las más diversas del valle en términos raciales y socioeconómicos, ha sido durante décadas uno de los destinos favoritos de coleccionistas y decoradores en busca de antigüedades y piezas únicas. Si está a la caza de una mesa de Jean Prouvé o candelabros venecianos del siglo 18, este es su lugar. Todas las tiendas se ubican en una sola y larga calle, Warren Street, que en el último tiempo ha visto también llegar hoteles, restaurantes, boutiques y hasta una importante casa de remates, Stair Galleries, que recientemente ha realizado subastas de las colecciones de John Richardson, Susa Guttfreund y Joan Didion, entre otros.

Una de nuestras tiendas preferidas es Finch, donde sus dueños, Andrew Marrick y Michael Hofemann, traen cada temporada containers repletos de antigüedades y piezas “mid century” de Dinamarca y Suecia, las que son ofrecidas en su amplio espacio junto a libros de jardinería, arte y decoración, ropa de diseño, objetos de arte y velas aromáticas y fragancias.

La presencia de Vassar en Poughkeepsie y Bard College en Tivoli -dos prestigiosas instituciones académicas dedicadas a las artes liberales- aporta a la vibrante vida cultural del valle. Ambas tienen museos dedicados al arte contemporáneo y en el caso de Bard, un impactante auditórium diseñado por Frank Gehry en el mismo estilo de su famosos Museo Guggenheim en Bilbao. Ahí, durante todo el año, es posible asistir a óperas, obras de teatro y conciertos de música clásica o jazz.