TEXTO: MARÍA JOSÉ NAZAR FOTOS: CRISTÓBAL PALMA
Dicen que los detalles hacen la diferencia, y este departamento en La Dehesa, diseñado por el arquitecto Germán Margozzini, es el fiel reflejo de lo lejos que se puede llegar con una propuesta cuidada y exclusiva. Aquí, cada pieza se pensó, proyectó y fabricó de manera excepcional.
El destino quiso reunir una vez más al arquitecto Germán Margozzini con el dueño de este departamento. Tiempo atrás, el interiorista estuvo a cargo de la remodelación de su antigua casa con un resultado espectacular. Tanto le gustó que no dudó en volver a contactarlo a mediados del 2021, esta vez para comenzar una nueva etapa en este departamento en La Dehesa. “Aquí no hubo grandes requisitos. Él conocía muy bien mi trabajo, por lo que me dio bastante libertad para crear. Comencé por hacer un par de propuestas, nada determinante, pero sabiendo que el cliente era muy abierto a nuevas ideas”. Un elemento clave, dice, fue conocer su gusto por el buen diseño, lo que le permitió pensar en un proyecto alejado de prototipos para conseguir un resultado ultra personalizado y con carácter.
El departamento era nuevo y con una distribución tradicional, donde los espacios comunes estaban separados entre sí. “Optamos por botar muros y simplificar el layout. Integramos distintas áreas pensando en una forma de vivir donde se pudiera compartir fácilmente y también para hacer más fluida la circulación en su interior”, explica Margozzini. Para el diseño interior, se planteó como prioridad equilibrar los tonos claros de los revestimientos existentes a través de una selección de objetos y muebles en una paleta más oscura.
“Creamos una base monocromática de grises y cafés sobre la que trabajamos posteriormente, incorporando después una variedad muy amplia de colores”.
Sin duda, pensar en un diseño interior sin límites fue una jugada magistral. El arquitecto reconoce que quiso evitar cualquier barrera en cuanto a disponibilidad y calidad de los productos necesarios, por lo que decidió mandar a hacer la gran mayoría del mobiliario. “¿Cómo lo íbamos a hacer? No lo sabíamos en ese momento, pero teníamos que conseguirlo a toda costa”. Un desafío que sumó mayor exigencia, tomando en cuenta que la pandemia profundizó la escasez de materias primas, ralentizó las importaciones y los talleres abrían de forma intermitente… Salta a la vista que cada uno de estos obstáculos se superó con gran éxito.
El rol del arte en este proyecto fue un tema al que se le han dedicado varias horas de análisis y conversación. La inclusión de distintas piezas iba mucho más allá de solo vestir o complementar la decoración, ya que aquí se unieron dos reconocidos fanáticos del arte. Margozzini se ha especializado en esta área durante el último tiempo, caracterizándose por una sensibilidad muy especial. De esta manera, el cliente le encargó la misión de buscar una serie de piezas tentativas para dar vida a su colección privada. Jorge Tacla, Bororo, Matta, Pablo Siquier, Mono Lira, Lucas Esteves, Lucho Inostroza, Benjamín Ossa y Jean Petitpass son algunos de los artistas que ya forman parte de un repertorio que sigue en proceso de expansión.
