TEXTO: SOLEDAD GARCÍA-HUIDOBRO
Una nómada. La artista Catalina Swinburn vive entre Argentina, Chile e Inglaterra. Cada lugar tiene relevancia en su arte y ha definido su obra de una manera única.
Siempre he vivido entre diferentes países, de forma trashumante (que se diferencia del nomadismo al tener lugares estacionales fijos), he aprendido a través de la experiencia a poder trabajar de todas las formas posibles y en cualquier lugar”, cuenta la artista chilena Catalina Swinburn.
Esta condición de vida ha dado lugar a una serie de obras en papel que puede llevar a todas partes, vaya donde vaya. En su estudio, ha desarrollado una forma de convertirlas en construcciones modulares para poder trabajar sin importar el lugar, el momento o la forma.
Y aunque gran parte de su producción tiene sus raíces en un tiempo y lugar específico, sus obras en papel se convierten en objetos portátiles y domésticos, diseñados para ser utilizados y transportados. Cada pieza es como una investidura, parte de un concepto geopolítico de desplazamiento. “Siempre pienso, ¿qué llevaré conmigo en caso de un escape de emergencia? Soñaba con poder hacer que las obras fueran tan portátiles como los libros”, dice la artista.
Vivir entre lugares, viajar y acumular experiencias ha sido una parte integral de su proceso creativo. Aunque actualmente pasa más tiempo en Londres, Catalina no se siente atada a un territorio en particular, disfrutando de la libertad de vivir en movimiento, “como vivir en un libro”, explica.
La materialidad del papel es el elemento central de su obra, el cual teje meticulosamente. Su narrativa se articula a través de la recuperación de libros desechados de bibliotecas públicas, convirtiéndolos en una compleja materia prima. Este proceso implica desmantelar los libros y darles una nueva historia regresiva, anulando la representación de la imagen y la letra. “La destrucción de un libro equivale a la demolición de un edificio”, afirma la artista. Aunque puede parecer un acto herético o terrorista, sus obras enfatizan la catástrofe cultural que representa esta destrucción. Desde su infancia en Chile, donde los libros eran para ella verdaderos viajes ficticios, hasta la fascinación por la arquitectura y las civilizaciones antiguas transmitida por su padre, el gran arquitecto Jorge Swinburn, la artista encuentra en ellos una fuente inagotable de inspiración.
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El reciclaje se aborda en múltiples dimensiones en su trabajo. Los libros que utiliza como materia prima son reciclados y tratados sin alteración. El tejido a mano, una técnica sostenible que ha desarrollado, permite que el papel adquiera durabilidad y se convierta en una estructura robusta. Además, su forma de tejido está inspirada en ruinas sagradas y antiguos andamios textiles utilizados en culturas andinas, conectando el conocimiento ancestral con el pensamiento científico.
Catalina cree que el arte debe servir a los propósitos de su tiempo y funcionar como activista de la conciencia. Sus obras en papel, al utilizar el tejido como metáfora de resistencia, nos acercan a nuestra identidad cultural y resaltan la narrativa de las mujeres a lo largo del tiempo. Sus esculturas entrelazadas, hechas para ser usadas como investiduras, se convierten en frágiles armaduras que simbolizan la resistencia femenina.
En febrero de este año participó de Arco Madrid con la obra Analepsis, que tomó los votos auténticos del plebiscito nacional de Chile en 2020, un momento histórico en el país. Esta pieza causó un gran impacto y aceptación en el público, la prensa y los expertos, y para la artista fue un desafío trabajar con este material tan contingente, que representa una renovación cultural y social. “Analepsis sugiere el comienzo de un cambio profundo de cosmovisión y para mí fue una gran satisfacción que se entendiera así”, cuenta.
Actualmente, trabaja en varias series relacionadas con Grecia, explorando la mitología y la representación de mujeres emblemáticas a lo largo de la historia. Además, se prepara para una próxima muestra en una capilla bizantina en el centro de Londres, donde utilizará la materialidad de los mármoles antiguos y los mosaicos para deconstruir los lugares de culto y reflexionar sobre la desaparición del libro debido al mundo digital.
A través de su arte, esta artista trashumante desafía las fronteras geográficas y temporales, llevándonos en un viaje emocionante que nos invita a reflexionar sobre la importancia del reciclaje, la resistencia cultural y la poderosa narrativa de las mujeres en la historia.